Pasaporte de inmunidad

La OMS ha avisado de que un certificado o pasaporte de inmunidad contra el Covid no tiene un respaldo científico. Aun así, en el nuevo mundo que se abre, salen a la luz ideas que podrían suponer un cambio en la sociedad. Los ‘pasaportes de inmunidad’ podrían crear una nueva categoría de privilegiados. ¿Se acabaron los pases VIP? ¿Habrá otra nueva concepción de la riqueza?

Esta idea sobre la mesa que valoran muchos países puede verse frustrada por importantes preocupaciones científicas y éticas. Los expertos temen que las pruebas de anticuerpos no garanticen la inmunidad. Y si lo hacen, los pasaportes de inmunidad podrían usarse para discriminar a las personas no inmunes, en el lugar de trabajo, por ejemplo. Eso podría llevar a las personas a exponerse intencionalmente al Covid-19, confiando en la esperanza de que sobrevivan y obtengan la documentación que necesitan para volver a entrar en la sociedad.

A pesar de esas preocupaciones, se han propuesto certificados de inmunidad como una forma de comenzar a reabrir la economía en lugares donde la vida cotidiana se ha detenido debido al coronavirus. Chile podría convertirse en el primer país en emitir certificados de inmunidad a las personas que se han recuperado del virus, y los funcionarios públicos en Alemania e Italia también los están considerando. En Estados Unidos, incluso el principal experto en coronavirus del país, el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha dicho que la idea de los certificados de inmunidad podría «tener algún mérito bajo ciertas circunstancias».

Esta medida podría suponer un respiro en la economía, ya que mantendría a personas inmunes trabajando en las posiciones más expuestas al virus para que la maquinaria del dinero no se detenga. Los pasaportes de inmunidad serían útiles para los trabajadores de primera línea, como sanitarios, servicio postal, supermercados, transporte público, almacenes y guarderías.

Muchos empleados de bajos salarios en estas industrias todavía están trabajando durante la pandemia, arriesgándose a exponerse al virus simplemente yendo a sus trabajos todos los días. Si supieran que son inmunes a la infección, podrían continuar su día sin preocuparse si pueden contraer el virus de pacientes o clientes.

Este nuevo carné daría también un plus de seguridad a los clientes, por lo que repercutiría en las ventas de esa empresa. Imagínate un cartel en la puerta de tu restaurante favorito: “Todos nuestros empleados cuentan con certificado de inmunidad”. En el terreno de la restauración y la hostelería esta medida podría ayudar a levantar sus ganancias.

Por otro lado, un carné de inmunidad también podría ser un arma de doble filo si esta medida no está bien implementada ¿Quién asegura al 100% de que este certificado sea verídico? ¿Tiene inmunidad total? Muchos clientes podrían desconfiar de este carné y dejar de asistir al local que tiene empleados con estas características.

Pero uno de los sectores que está valorando positivamente esta medida es el turismo. ¿Es posible reactivar esta industria fuertemente castigada por el covid con pasaportes de inmunidad? Julio García Ramis, CEO y asesor consultor en AT4 The Digital Way, ha propuesto extremar las medidas de seguridad. Esto supone que solo puedan viajar a destinos turísticos personas que estén inmunizadas ante el covid. Para ello, se propone realizar pruebas serológicas para los turistas y clientes que estén en destinos turísticos.

Estos tests podrían ser pagados por los actores de la cadena de valor del sector. Aunque si lo pagaran los propios turistas supondría un coste ínfimo para ellos en comparación con el gasto total de sus vacaciones. En concreto, una prueba del covid puede costar entre 20 y 40 euros, mientras que el gasto vacacional, por ejemplo, en las Islas Baleares, ronda los 1.000 euros, según informa Europa Press.

Ramis también propone “garantizar la libre circulación y movilidad de las personas inmunizadas, para que puedan disfrutar de una vacaciones en el destino en régimen de normalidad. Para ello sería requisito ineludible disponer de un pasaporte COVID-19 que identificara a esas personas sin restricción de movilidad”.
En un futuro cercano con pasaportes de inmunidad, los reclutadores podrían tomar decisiones sobre la contratación y quién puede volver a trabajar en base a la inmunidad. Esto, sin duda, sería un paso atrás en las protecciones laborales al trabajador. Si se empiezan a exigir pruebas de coronavirus o certificados de inmunidad para los empleados actuales o futuros, los gobiernos deberían intervenir.

Pero, ¿cómo saber si has sido descartado de un proceso de selección? Te podrían preguntar por el coronavirus, si lo habías cogido durante la pandemia, incluso si alguien de tu familia lo había contraído. Responder que tuviste suerte y no fuiste contagiado podría suponer ser descartado del proceso, y nadie tendría una prueba verídica de que fue por esa razón.

Un pasaporte de inmunidad supondría un fuerte cambio social, con consecuencias francamente aterradoras, pero que, en algunos aspectos, se muestra necesario si no queremos caer de nuevo en un rebrote de la pandemia. Al menos, a priori, es una medida útil para resolver problemas en los primeros meses de la era post-coronavirus.