El negocio residencial resiste a la pandemia

La vivienda se erige hoy en día como uno de los activos “más populares” en los que invertir, pues aporta seguridad en tiempos de incertidumbre. Sigue siendo un valor refugio.

La edificación, sobre toda la residencial, se ha convertido en el principal motor del sector de la construcción en los últimos años ante la caída de la inversión pública en obra civil. Las 200 primeras constructoras, en función de sus ingresos por esta línea de negocio, alcanzaron unas ventas de 9.845 M€ en 2019, una cifra que representa un incremento del 15,9% respecto al ejercicio anterior (8.496 M€). La pandemia en principio no afectará a la evolución de los ingresos de estas empresas, pues el sector apenas paralizó dos semanas su actividad, y sus proyectos tienen una ejecución que oscila entre el año y los dos años.1El informe recoge los datos de las 200 principales constructoras por sus ingresos por edificación, tanto residencial como no residencial, durante los dos últimos años. Constructora San José, Dragados, Avintia, Ferrovial, Acciona, Amenabar, OHL, FCC, Sacyr, Acsa y ACR encabezan este ranking. 

En cuanto al perfil del comprador se trata en su mayoría de “repositores”. En concreto, subrayan que la pandemia ha dejado enseñanzas entre los propietarios, por lo que “la gente busca la casa que mejor se adapte a las nuevas necesidades”, especialmente viviendas con mayor superficie y funcionalidad. De igual modo, el coronavirus ha generado un “efecto psicológico” en la sociedad, que en los clientes se está materializando en una aceleración de las decisiones de compra.