Uno de los grandes problemas que ha arrastrado tradicionalmente la seguridad en nuestro país es que muchas empresas consideraban la prevención de riesgos laborales como una obligación que les suponía un gasto, en vez de una inversión. Aunque esta consideración errónea se centraba fundamentalmente en las pymes, no hay que olvidar que éstas representan más del 90% del tejido empresarial español. “Sin embargo, este experto reconoce que en los últimos años se ha producido un gran avance en estas mejoras y las empresas están dando cada vez más importancia a la protección personal en sus planes de prevención. De cualquier manera, señala que todavía queda mucho camino por recorrer porque a algunas pymes “aún les sigue costando avanzar por esta senda”.
Entre los ámbitos que requieren especiales medidas de seguridad, se encuentran los trabajos en altura. En este sentido, recuerda que “las empresas deben poner a disposición de sus trabajadores equipos homologados y certificados, además de darles la formación necesaria y suficiente para que los utilicen correctamente”. Y añade que, “es obligatorio realizar revisiones periódicas documentadas y siempre visuales antes de cada uso”.
Equipos de protección
Aunque aún quedan flecos por mejorar, la mayoría de las empresas están dando importantes pasos para garantizar la seguridad de sus trabajadores, un objetivo en el que los equipos de protección individual juegan un papel básico “Se está produciendo un claro avance en la selección de los EPI y en su adecuación a cada tipo de actividad; se buscan los más adecuados para cada puesto de trabajo, y en esto tiene mucho que ver el ejemplo de las multinacionales que se han implantado en España y que han ido creando una cultura, que también se ha expandido hacia las compañías nacionales”.
Uno de los aspectos claves de este proceso está siendo la progresiva implicación del trabajador en la selección de los EPI que va a utilizar. Y esto podía entrañar dos grandes problemas: “que el operario no trabajara a gusto con su equipo (guantes, botas, gafas…) y que lo utilizara menos de lo que debería, con lo que aumentaba exponencialmente el riesgo de sufrir un accidente.” Por ejemplo, “según un estudio del sector, entre el 40% y el 50% de los accidentes relacionados con las manos se producían por no llevar guantes en ese momento, no porque éstos no protegieran”.
Las empresas están entendiendo que implicar al trabajador en la selección de sus equipos de protección es importante porque “éste conoce mejor que nadie los riesgos del puesto que ocupa y puede aportar una visión de primera mano sobre sus necesidades, por ejemplo, si requiere un guante más táctil, cómodo y fresco, que proteja mejor del corte y de las sustancias químicas, etc.”. Además, el hecho de que estos equipos se ajusten a las necesidades del operario, puede hacer que su labor sea “más productiva”.