Últimamente parece que el Coaching se ha puesto de moda. De repente, este nueva palabreja inunda la prensa, los portales de empleo, las redes sociales… pero ¿qué es eso del coaching? y sobre todo, ¿cómo funciona?
El Coaching es un proceso mediante el cual un entrenador personal ¨coach¨ te guía para que consigas pasar del bien a la excelencia. Así pues, no se trata de psicología clínica, sino de lograr una meta o desarrollar unas habilidades que implican habilidades de psicología, pero no exclusivamente un profesional de la psicología está en disposición de ofrecerlas. El coaching puede ser ejercido por un amplio abanico de profesionales de diferentes disciplinas, encontrándonos así con coachs personales, de carrera, de negocio, ejecutivos, del deporte, etc.
En este proceso del coaching hay un equipo formado por el coach y el coachee. Como en todo buen equipo se han de definir bien los roles y cada miembro ha de ser consciente de su responsabilidad.
Para explicarlo de forma simple, acudamos al ejemplo de la selección Española (La Roja), con su permiso: Vicente del Bosque es el coach, y los jugadores de la Roja son los coachees. El rol de Vicente del Bosque es guiar a los jugadores con la mejor estrategia para ganar y/o conseguir que éstos desarrollen las habilidades necesarias para el éxito; no obstante, es responsabilidad de los jugadores ejercer adecuadamente su rol, que no es otro que marcar el gol. Así pues, el coach guía y el coachee marca el gol.
Aclarado este punto, se sobreentiende que no se le puede pedir a Vicente del Bosque que juegue como Pujol… ya que cada uno tiene su rol, y es importante no caer en confusión. Cuando el coach pase a coachee, tendrá que marcar su propio gol y jugar tan adecuadamente como su ahora coachee.
Se trata de un auténtico trabajo en equipo que funciona tal cual el ejemplo mencionado. De nada sirve guiar a un coachee que no colabora, o acudir a un coach que no guía… el equipo ha de estar coordinado y funcionar adecuadamente para lograr la meta propuesta.
¿Por qué se explica esto? Pues precisamente por la novedad del Coaching. Se tiende a pensar que el Coach es una figura milagrosa, panacea inmediata de nuestros males… nada más lejos de la realidad. Sin colaboración, no hay milagros.
Lo que convierte a un coach en un buen coach es su arte de saber guiar en base a las necesidades y personalidad del coachee, mientras que lo que convierte a un coachee en un buen coachee es su capacidad para reaccionar adecuadamente en base a la orientación recibida.
Una vez establecidas las reglas y trabajando en equipo…
¡el gol está asegurado!