Una hamburguesa puede decir mucho de la economía de un país, sobre todo cuando se compara su precio con el de otros estados. En eso consiste básicamente el Índice Big Mac, creado por The Economist y que se basa en la paridad de poder adquisitivo. En otras palabras, que los tipos de cambio de las divisas deberían igualar el precio de una cesta de bienes. Aplicado a la hamburguesa de McDonalds, que el esfuerzo que una persona debe hacer en Alemania, España, Japón o Estados Unidos para disfrutar de ese manjar debería ser el mismo o muy similar.
La homogeneidad del producto, que se fabrica exactamente igual en todo el mundo, es lo que permite la comparativa. Aplicado de forma práctica, viene a decir que si el precio de un Big Mac en dólares en Alemania es superior al de Estados Unidos, el euro podría estar sobrevalorado o infravalorado respecto al dólar.
¿Qué limitaciones tiene el índice Big Mac?
El índice Big Mac puede resultarnos de ayuda en muchas ocasiones para entender la relación entre las distintas divisas del mundo, no obstante, también cuenta con ciertas limitaciones.
La primera, y más importante, es que un Big Mac no representa lo mismo en todos los países. Mientras que en occidente suele ser un producto barato en relación al resto de ofertas gastronómicas, en países como China comer en un McDonalds es considerablemente más caro que un menú en un restaurante local.
Además, no existe ninguna teoría que justifique la paridad del poder adquisitivo en los distintos productos. Factores como el coste de producción, transporte, oferta, demanda, etc. hacen que el mismo producto sea más valioso en un lugar que en otro.
A pesar de contar con varías limitaciones, este índice Big Mac es una buena herramienta para hacer una comparación rápida entre las distintas divisas con las que operamos cuando trabajamos en temas de comercio internacional.